La
Reina de Corazones gobierna el País
de las Maravillas junto con el
Rey de Corazones, y todos sus esbirros naipe.
Después
de entrar por segunda vez al vestíbulo, Alicia
entra en el jardín de la reina, donde tres jardineros naipe están
rápidamente pintando de rojo todas las rosas blancas. Cuando Alicia
les pregunta el porqué de esta actividad, la explican que han
sembrado el color equivocado para los rosales, y que tienen que
pintar las rosas blancas para ocultar su error ante la Reina. Los
jardineros aconsejan a Alicia
que se tumbe en el suelo para evitar ser confrontada por la Reina de
Corazones, pero ella hace caso omiso de este consejo y espera de pie
a la Reina.
Cuando
la Reina llega y pide a Alicia
que la diga quienes son los naipes tumbados, Alicia le dice que ella
no lo sabe. La Reina se siente frustrada y ordena la decapitación de
Alicia, pero el rey la recuerda que Alicia es sólo una niña, y la
cabeza de Alicia se salva de la ejecución.
Uno
de los pasatiempos favoritos de la Reina, aparte de ordenar las
ejecuciones, es jugar al croquet del País
de las Maravillas, donde las bolas son erizos vivos y los mazos
son flamencos. Alicia observa que el juego se complica por el hecho
de que los flamencos siguen mirando hacia atrás a los jugadores, y
los erizos se alejan sin necesidad de esperar a ser golpeados. Los
soldados de la Reina actúan como los arcos de croquet, únicamente
dejan de serlo cada vez que la reina ordena una ejecución para que
arrastren a la víctima. Al final del juego, los únicos jugadores
que quedan son la misma reina, el rey, y Alicia.
A
pesar de que la Reina frecuente condenar a muerte a personas, en
realidad son pocas las que son decapitadas. El
Rey de Corazones indulta a muchos de sus súbditos, cuando la
reina no está presente (aunque esto no parece ser igual con la
Duquesa). El
Grifo le dice a Alicia
que "se lo imagina todo; nunca ejecutan a nadie." Sin
embargo, todas las criaturas del País
de las Maravillas temen a la reina.
En
los capítulos finales, durante el juicio contra la
Sota de Corazones, la reina condena a Alicia
de nuevo, y ofrece un enfoque interesante para la justicia: la
sentencia antes que el veredicto.
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